Ahora que las aguas de Loewe se han apaciguado y tenemos una perspectiva más amplia que nos da el paso de
los días, nos gustaría aportar una idea de porqué pudo fallar la campaña. Es
indudable que el vídeo ha tenido mucha repercusión, y este hecho lleva a muchos
twitteros a decir que el fin de la publicidad es que todo el mundo hable del
producto. Pero en absoluto se ha hablado del producto sino del vídeo
publicitario. El número aplastante de comentarios negativos y el grado de
insultos en la red no puede ser un triunfo.
Se critica a los
protagonistas, son el centro de todas las iras: a nosotros esto nos parece
totalmente injusto. Cualquier persona hablando de una marca de ropa dice muchas
tonterías, independientemente de la edad y no digamos del aspecto físico. La
tontería no es exclusiva de los guapos y jóvenes.
El gran error a nuestro
parecer es que el bolso en cuestión debería ser el protagonismo del anuncio y
no los fragmentos de entrevista en los que es muy fácil caer en tópicos y
cursilerías. Los chicos y chicas que aparecen en el anuncio quizá no deberían
hablar y relacionarse con su entorno de manera más divertida. Simplemente el
anuncio está mal planteado.
Nosotros como siempre
apostamos por el humor y para eso no hay nada mejor que reírse de uno mismo
como en este maravilloso anuncio de Lanvin donde los modelos hasta caen bien.
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