La palabra trucho es un modismo utilizado en Uruguay y Argentina para denominar cualquier cosa que sea falsa, y en el ámbito publicitario se usa para designar anuncios hechos únicamente para competir en festivales.
Nosotros sabíamos lo que era un trucho publicitario, lo que desconocíamos era que un número muy amplio de profesionales rechazan esta práctica totalmente. Defendemos al trucho con pasión porque es la única manera de huir de la publicidad aburrida.
Los que están en contra argumentan, entre otras cosas, que como el anuncio no ha sido emitido no cumple su función de venta pero tal vez, si el cliente hubiese aceptado un anuncio arriesgado la repercusión de la marca hubiese sido mayor. Creemos que una publicidad que impacta por su novedad puede ser más beneficiosa para la marca, pero es sólo una idea.
Los festivales de publicidad parece que se posicionan en el bando que reniega del trucho y exigen en las bases de participación que el anuncio a concursar haya sido emitido, pero aun así abundan los truchos en los certámenes, entre otras cosas porque se puede hacer trampa, como emitir el anuncio en un medio con poca difusión y por tanto más barato (que además paga la agencia).
No siempre se descubre pero cuando el engaño se hace público la agencia suele perder el premio. Un ejemplo es esta gráfica de Playstation3 con la que BBDO Chile había ganado un león de oro y otro de bronce en Cannes. La polémica comenzó con los comentarios de un bloger expresando su malestar en las redes sociales por distinguir en la gráfica al Mariscal Rommel. Sony se apresuró a aclarar que ese anuncio no era suyo, y se descubrió el pastel. Elegir a un nazi para el anuncio quizá fue desafortunado pero se podría haber sustituido por cualquier otro menos polémico, de hecho otra versión del anuncio lo protagonizaba Juana de Arco.
Os dejamos con otros ejemplos de publicidad “falsa” con una genialidad que ya la quisiera la publicidad “real”.
ONG Los Pisingos
Playboy TV
Campaña Cívica Reciclaje
WWF Ecología
